PUERTO PRÍNCIPE
Agencias -
Los voluntarios que ofrecen asistencia en las carpas de los damnificados en Haití observan una condición poco adecuada para el corto plazo.
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Los voluntarios que ofrecen asistencia en las carpas de los damnificados en Haití observan una condición poco adecuada para el corto plazo.
Asistencia. La convivencia en las carpas es muy desorganizada.
Puerto Príncipe.- La asistencia que se presta en Haití ha entrado en una etapa difícil, debido a que se impone la necesidad de acciones solidarias, pero hay militaciones de un liderazgo nacional, expresaron los integrantes del movimiento Quisqueya Action, una organización de jóvenes dominicanos y haitianos que participan en acciones de salvamento luego del terremoto del 12 de enero en Puerto Príncipe.
“Si no se adoptan métodos organizativos solidarios para hacer que esas familias tomen conciencia de su vulnerabilidad y de la necesidad de medidas preventivas adecuadas, los campamentos se convertirán en lugares copados por la insalubridad, la violencia y el desamparo”, afirmó Paloma Rivera, una voluntaria dominicana que gestiona la logística de varios campamentos.
El grupo de jóvenes haitianos y dominicanos que coordina está nucleado en un movimiento que en la lengua haitiana creole se llama “Kiskeya Action”, y está a cargo de la logística de varios campamentos situados en las calles de la populosa avenida Delmás de Puerto Príncipe, desde la salida 54 a la 60.
Rivera y sus compañeros Alex Mundaray, Tania Hernández Estevez, Julio Tallo y otros, advierten que una vez estabilizada la calamidad e iniciada la distribución de la ayuda alimentaria y sanitaria, se tiene que superar un largo trecho hasta que se hagan efectivas las acciones de reconstrucción.
Riesgos “La situación de las familias viviendo bajo tiendas y plásticos -en parques, calles y solares baldíos- no mejora mucho con la ayuda básica que le están suministrando organizaciones internacionales, dominicanas y haitianas, porque sigue siendo claro que no hay una salida definitiva a la vista”, afirmó Rivera.
Agregó que cuando la gente sale de las carpas y levanta la vista sigue viendo sus casas destruidas, donde permanecen los restos de sus familiares y amigos, y se da cuenta que tendrá que seguir viviendo en esas condiciones por meses y quizás años.
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