domingo, 31 de enero de 2010

Revista Haití en RD

Muere pastor por bacteria contrajo en Haití

SANTO DOMINGO.- Después de la muerte el sábado del pastor Juan Sánchez de una infección por una bacteria que adquirió en Haití donde acudió a realizar labores humanitarias, Salud Pública asegura que mantiene la vigilancia a las personas que tuvieron contacto con el fallecido, para evitar que la meningococcemia se propague a la población.

"Localizamos el lugar de donde procede, el lugar donde estuvo en Puerto Príncipe, los contactos aquí y los que tuvo allá a los fines de iniciar las medidas de profilaxis", informó este domingo el ministro dominicano de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez.
Para bloquear eventual brote de dengue, malaria, leptospirosis y rabia.

Ponen en alerta epidemiológica toda la zona fronteriza

El Ministerio de Salud Pública informó que el sistema de alerta epidemiologica se encuentra activado desde este domingo a todo lo largo y ancho de la frontera del país, con la finalidad de evitar posibles brotes de enfermedades infectocontagiosa en esa parte del país. El ministro de salud, doctor Bautista Rojas Gómez, precisó que esta alerta se matendrá de manera permanente, es decir el tiempo que fuere necesario en esas demarcaciones para evitar que dominicanos y haitianos sean infectados o mueran por causa de cualquier enfermedad infectocontagiosa.

Dijo que además, sean reforzado las medidads preventivas con el objetivo de bloquear un eventual brote de dengue, malaria, leptospirosis y rabia tanto en Puerto Principe como en las demàs provincias fronterizas como consecuencia de los efectos del terremoto que afecto a Haiti el martes 12 de enero.

“No escatimaremos esfuerzo alguno en busca de alivianar el impacto desastrozo de este fenomeno ha nuestros hermanos haitianos , los hospitales,centros de Primer Nivel de Atenciòn y el personal mèdico dominicano de esa zona estaràn al lado del pueblo haitiano de manaera solidaria y sensible”, observò el funcionario.

Niños haitianos en estado crítico trasladados a EEUU

PUERTO PRINCIPE .- Médicos en Haití lograron eludir la burocracia para salvar la vida de tres niños en estado crítico que fueron víctimas del terremoto, al colocarles el domingo en un avión privado que les trasladó a un hospital estadounidense.

Una víctima del tétanos de cinco años, un niño de 14 meses enfermo gravemente de neumonía y un bebé con quemaduras de tercer grado fueron enviados al Hospital Infantil de Filadelfia por el grupo Partners in Health, con sede en Boston.

El transporte de los niños estuvo en duda hasta el último momento, ya que el ejército estadounidense canceló los vuelos de evacuación médica el miércoles debido a una aparente disputa sobre dónde deberían ser trasladados los pacientes gravemente heridos.


Reparten cupones "sólo para mujeres" en Haití

PUERTO PRINCIPE.- Trabajadores humanitarios en Haití comenzaron a repartir cupones alimentarios sólo para mujeres, en una nueva fase de distribución de ayuda que esperan sea más humana y ayude a los más débiles y a las familias a recibir las provisiones que necesitan.En el desorden luego del terremoto catastrófico del 12 de enero, los hombres jóvenes muchas veces empujan para llegar al frente de las filas de entrega de ayuda y a veces directamente roban las provisiones de otros. Así, los más necesitados suelen quedarse sin nada en los improvisados centros de distribución, según los grupos humanitarios.A partir del domingo, las mujeres podrán cambiar los cupones del Programa Mundial de Alimentos por 25 kilogramos (55 libras) de arroz por familia en 16 puestos de distribución de la capital. Los funcionarios de Naciones Unidas dicen que aún siguen lejos de entregar ayuda alimentaria a los dos millones de víctimas.


Justicia estadounidenses trataron sacar niños haitianos

PUERTO PRÍNCIPE.- Los diez ciudadanos norteamericanos detenidos ayer, sábado, en la frontera con la República Dominicana cuando intentaban sacar de Haití una treintena de niños, presuntamente de manera ilegal, han sido puestos a disposición judicial, informaron hoy fuentes oficiales haitianas.Las fuentes dijeron a Efe que los norteamericanos fueron detenidos en un lugar en la frontera con la República Dominicana y podrían ser acusados de haber intentado sacar ilegalmente a los menores de Haití, país cuyas infraestructuras han quedado virtualmente arrasadas tras el terremoto del pasado día 12, que causó al menos 170,000 muertos, según cifras oficiales.

PUERTO PRINCIPE.- La Policía haitiana detuvo a diez estadounidenses a los que acusa de intentar llevarse 33 niños de manera ilegal por Malpasse, en la frontera con República Dominicana. Los detenidos, cinco hombres y cinco mujeres y quienes guardan prisión en la capital haitiana, fueron arrestados cuando las autoridades detuvieron el coche en el que viajaban y les solicitaran sus documentos. Una de las apresadas argumentó que trabaja para una organización llamada New Life Childre`n Refuge y que no estaba haciendo nada incorrecto."Esto es totalmente ilegal", dice Yves Cristalin, ministro de asuntos sociales. "Ningún niño puede dejar Haití sin la autorización adecuada y esta gente no tenía esa autorización".Laura Sillsby, una de las detenidas, defendió su inocencia desde la celda en la que se encuentra, en la sede de la Policía Judicial de Haití: "Teníamos permiso del gobierno dominicano para llevar a los niños a un orfanato que tenemos allí". Afirma que tienen “un pastor baptista aquí (en Puerto Príncipe) cuyo orfanato se derrumbó por completo y nos pidió que nos llevásemos los niños al orfanato de la República Dominicana", añadió Sillsby. "Iba a volver aquí a hacer el papeleo", expuso Sillsby.
Denuncian hoteles de Santo Domingo sirven de refugio de niños haitianos ilegales

Varios hoteles de Santo Domingo están sirviendo de refugios para hospedar niños haitianos, que son llevados a esos comercios por extranjeros pertenecientes a países como Estados Unidos, Francia, España, Italia y Austria. La denuncia fue hecha en un reportaje realizado este sábado por la periodista María Cristina Rodríguez en el programa Objetivo 5 que se difunde por Telemicro, Canal 5. De acuerdo a la información difundida, los extranjeros están recibiendo facilidades para sacar de Haití a los infantes, y se desconoce con qué finalidad llevan consigo a los menores, aunque muchos alegan que serán llevados a orfanatos en esos países, sin embargo, no realizan las tramitaciones correspondientes, de manera legal.

¨El martes 26 de enero una aeronave aterrizó con 35 niños procedentes de Haití en un Hotel de Santo Domingo, los cuales serían llevados a Francia¨, reseñaba la historia presentada en Objetivo 5.

Casualmente, este domingo salió a relucir que la policía haitiana detuvo el viernes por la noche a diez ciudadanos estadounidenses que fueron sorprendidos cuando intentaban sacar ilegalmente de Haití a 33 menores entre dos meses y 12 años.

Escombros de Haití podrían llenar 5 estadios

Las autoridades calculan que hay 20 millones de yardas cúbicas

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PUERTO PRINCIPE.- Los escombros de los edificios destrozados por un terremoto en la capital de Haití podrían fácilmente llenar hasta el tope cinco estadios del tamaño del Superdome de Nueva Orleáns, dijo un funcionario de Estados Unidos.El coronel Rick Kaiser, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, señaló que esto es según "cálculos conservadores".Kaiser dijo el sábado que el gobierno de Haití podría dar a los escombros un buen uso, quizá construyendo un arrecife artificial para aumentar la pesca, o utilizarlos como relleno para reforzar las erosionadas montañas del Haití y rellenar barrancos para evitar deslizamientos de tierra mortales.Kaiser está a cargo de una fuerza de trabajo conjunta de zapadores del Ejército de Estados Unidos, la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra que está atendiendo necesidades urgentes en Haití.Las autoridades calculan que hay 20 millones de yardas cúbicas (15,3 millones de metros cúbicos) de escombros dejados por el terremoto.


Pide a comunidad internacional ir más allá del asistencialismo y la emergencia

Industriales proponen crear Cluster Hispaniola para desarrollo RD-Haití


SANTO DOMINGO. La Asociación de Empresas Industriales de Herrera y Provincia Santo Domingo (AEIH) consideró imperativo que la comunidad internacional y las autoridades de la isla se pongan de acuerdo para ejecutar un plan de desarrollo a largo plazo que involucre a Haití y a República Dominicana. Señaló que en el marco de la reconstrucción del vecino país, devastado por el terremoto del 12 de enero, las iniciativas tienen que ir más allá del asistencialismo cortoplacista o de la simple emergencia, para que Haití pueda alcanzar su autodeterminación económica.

La agrupación presidida por Manuel Cabrera, advirtió que por más recursos que se inviertan y más ayuda internacional se canalice, el esfuerzo tendrá poco sentido si no se estructura un plan que involucre a las dos naciones en un plan estratégico que eleve la producción, potencie el comercio y cree empleos productivos en ambos lados.

La AEIH suscribió la posición del director ejecutivo del Consejo Nacional de Competitividad, Andrés Van Der Horst Alvarez, en el sentido de buscar una solución a la crisis haitiana más allá del desastre, elaborando un plan de desarrollo productivo como complemento del Plan de Competitividad de República Dominicana.

Propuso fundar el Cluster Hispaniola con el objetivo de que, en forma conjunta, los dos países se inserten competitivamente en el mercado internacional, con un sistema de exportación que, al crear empleos productivos, fortalezca las economías de ambos lados.

Tras señalar que, en esta coyuntura, es necesario repensar la Estrategia Nacional de Desarrollo que promueve el Gobierno dominicano, la AEIH dijo que es responsabilidad del liderazgo social, político y económico de los dos países adoptar una ruta de cooperación permanente para el plan de desarrollo productivo.

Aclaró que la propuesta en nada tiene que afectar la soberanía de los dos países, ni apuesta al absurdo de la fusión, sino que persigue crear sostenibilidad económica a ambos lados de la frontera, una nueva era de progreso que evite la creciente migración y el tráfico ilegales y desarraigue la pobreza que pone en peligro la sostenibilidad ambiental.

“Hay que pensar en la reconstrucción de Haití con una visión desarrollista, no asistencialista. Que el mundo desarrollado tome en serio a Haití y empuje una estrategia bilateral de desarrollo. Cualquier estrategia de desarrollo tiene que ser combinada”, apuntó la AEIH.


Los haitianos residentes en RD auxilian a compatriotas


Haitianos que viven en RD se trasladaron a su país para llevar ayuda mientras otros vienen de Haití para cuidar a sus heridos

Edigner Saint-Vil, haitiano, tiene 39 años y la voz perturbada por una pena muy espesa. “Yo vine aquí porque no tengo otra cosa que dar por mi pueblo”, dice. Desde el miércoles 20 de este mes permanece instalado frente a la puerta de Emergencias del hospital Darío Contreras, coordinando la ayuda voluntaria a los compatriotas que llegan en busca de parientes desaparecidos.

Durante estos días Saint-Vil ha sido testigo de conmovedoras historias de reencuentros familiares, pero sobre todo ha acompañado a su pueblo en el horror y la desesperación que dejó el sismo de 7.0 grados en la escala de Richter que se produjo allá.

No forma parte de los 400 haitianos de la diáspora integrados a las labores de ayuda en Puerto Príncipe, pero desde Santo Domingo hace lo que puede.

Como él, otros miembros de la comunidad haitiana radicada en el país intentan ayudar de manera independiente a las instituciones oficiales y a las ONG.

martes, 26 de enero de 2010

Haití: antes y después



Por: Washington Uranga

Hemos visto imágenes desgarradoras, escuchado relatos que acongojan y leído crónicas sobre el desastre y la muerte en Haití. La gran mayoría de estos testimonios periodísticos, casi con posmoderna marca de origen, se encargan del presente. O para ser más preciso: del horror del presente, de la catástrofe, de la muerte y la desolación. Y, por supuesto, del “mundo” y de la “comunidad internacional” que conmovida acude haciendo gala de la “solidaridad” con el pueblo haitiano.
El presente caracterizado por la muerte –que ciertamente merece toda nuestra atención– alimenta tiempo de noticieros y centimetrajes de publicaciones. Porque el hecho lo justifica, la noticia vale y, en el mismo nivel, porque el horror es siempre un buen alimento para el morbo de muchas audiencias. En definitiva: el dolor vende... cuando es ajeno... y si es lejano mejor. Lo que en Haití es tragedia, para otros es una oportunidad noticiosa. Incluso para ufanarse –como lo hizo un canal argentino de noticias– de la “capacidad tecnológica” y “la profesionalidad” de sus periodistas y técnicos que, según dicen, “asombró” a sus colegas del Primer Mundo. ¡Vaya qué reconocimiento!

A juzgar por las informaciones, todas las posibles alternativas a la catástrofe están en manos de la ayuda internacional. Salvo para algunas crónicas aisladas y minoritarias (ver por ejemplo la nota de Jacobo García, desde Puerto Príncipe, titulada “Periodistas... ¿o niños de papá?”, en la edición del 22.01.10 del periódico El Mundo, de Madrid) los haitianos no sólo no hacen nada por sí mismos, no hay solidaridad entre ellos, sino que son un obstáculo más para los esforzados voluntarios que llegan desde todo el mundo. La noticia perpetúa la imagen que se ha construido de Haití: son incapaces de solventar su propia sobrevivencia. Falta un título que diga: “Salvemos a Haití... a pesar de los haitianos”. Ya llegará, es cuestión de tiempo.

Lo que está ocurriendo en Haití ahora es el resultado de la pobreza y la exclusión en la que vive y ha vivido su población durante gran parte de su historia. La misma catástrofe habría tenido consecuencias infinitamente menores en el vecino Estados Unidos.

En menos de veinte años siete misiones de Naciones Unidas aterrizaron en Haití para demostrar una vez más la ineficacia y la inoperancia del sistema político internacional. Se gastan más millones para sostener las operaciones de asistencia que en colaborar realmente en la construcción de una salida autónoma, en lo económico, en lo político y en lo cultural. El principal objetivo de las ayudas es retener a los haitianos en su territorio y evitar que emigren para molestia de otros. Para “la comunidad internacional” Haití entra en la categoría de lo “descartable”, un escalón bien por debajo de la pobreza. El calificativo “descartables” no tiene que ver con los haitianos, con su calidad de personas o sus condiciones como seres humanos, sus capacidades y cualidades.
Sólo en el campo de la literatura mucho podríamos aprender de escritores como René Depreste, Gary Victor, Oswald Durand o Mimi Barthélémy o la más joven Edwidge Danticat, para mencionar algunos. Los haitianos son “descartables” porque ése es el criterio que usa la hoy caritativa “comunidad internacional” para determinar quiénes tienen derecho a vivir con dignidad y quiénes no. Haití es un país condenado al abandono por los mismos que hoy muestran ante las cámaras todo el despliegue de socorristas y fuerzas militares. Una maraña de intereses económicos y políticos que hasta deja en mala situación a miles de voluntarios de todo tipo, mujeres y hombres realmente solidarios y comprometidos, que han llegado hasta la isla para ofrecer –esos sí en forma desinteresada– sus capacidades, sus saberes, su energía y, tal vez, hasta su vida.

El hoy es sumamente complejo. Ni siquiera se sabe cuáles son los intereses reales de las solidarias fuerzas de ocupación enviadas por Obama. ¿Cuál será el destino de Haití? ¿Cuáles serán las condiciones de la “reconstrucción”? ¿El precio... será más pobreza y dominación, con nuevas “zonas liberadas”, asépticamente alejadas de los haitianos y de sus penurias, para que el turismo internacional pueda gozar sin contaminación ni culpa de las bellezas naturales del Caribe?

Este hoy complejo no tiene que ver solamente ni primariamente con los sismos y su destrucción. Sí con el ayer, con la historia, con la exclusión de Haití y de los haitianos. Por más que Naciones Unidas haya instalado sus cascos azules y su gobierno paralelo desde hace mucho tiempo. Toda la congoja y el llanto de hoy no alcanzan para tapar los olvidos y las marginaciones del ayer en relación a este mismo pueblo y a esa misma nación. Y seguramente no será suficiente para que mañana, cuando las cámaras se vayan y los miles de muertos dejen de ser noticia, haya también un “después” distinto para Haití. Porque para que ello suceda lo que tendría que cambiar no es Haití... sino la “generosa” comunidad internacional basada en un sistema que alimenta la exclusión mientras convierte sus previsibles consecuencias en pretexto para la solidaridad ocasional.

Apoyemos campaña "Haití, tu dolor es mi dolor”



Por: Rossy Díaz



En la Red Cultural, estamos inmersos en una Jornada de Recaudación de fondos de solidaridad con el pueblo de Haití, para tales fines hemos iniciado la campaña « Haití, Tu Dolor es Mi Dolor; queremos que este momento de crisis se convierta en una oportunidad para fortalecer el amor, el respeto y la valoración entre los dos pueblos. Estaremos vendiendo camisetas a un precio de 300 pesos, y promocionando esta campaña en los distintos medios de comunicación.
Lugar: oficinas de la Red Cultural.


Dirección: C/ Elvira de Mendoza #253, Edificio Cepae. Zona Universitaria, Santo Domingo. Más información al: 809-689-2425/ e- mail: redcultural.do@gmail.com

Fotos de la tragedia
















Haití: una tragedia perenne

Lo que se requiere es que esta sea la ocasión para que los que comen tres veces al día se ocupen de los que tienen hambre
Autor: Salvador I. Reding Vidaña Fuente: Catholic.net

El terremoto que recién devastó a Haití, llevó a los comunicadores y por su medio al mundo entero de asombro en asombro. Un número muy alto e indeterminado de muertos, más la destrucción de la mayor parte de las edificaciones del país y de su estructura productiva, el hambre, la sed y los heridos han pasmado al mundo.
La tragedia producto del terremoto y sus réplicas, ha volcado la ayuda de naciones, organismos y personas preocupadas para remediar la angustiosa situación de los habitantes de Haití. Sin embargo, la insuficiencia de medios hace que la ayuda en alimentos, agua potable, medicinas y otras cosas no pueda ser recibida o distribuida como se requiere. Pero la insuficiencia ya existía.
Las diversas trabas para hacer llegar la ayuda al país y distribuirla no es solamente resultado del terremoto. Haití vive perennemente en estado de tragedia. La infraestructura ya era deficiente antes del sismo: Haití carecía casi de todo y esta es una historia de larga trayectoria. Sin embargo “nadie” estaba enterado.
Es muy grave que apenas estos días, como resultado del terremoto devastador y mortífero, el mundo “descubra” la tragedia perenne de esta pobrísima nación. Los conductores de radio y televisión, así como la prensa escrita, han dado a conocer información existente pero arrumbada sobre la extrema pobreza y atraso de todo tipo en Haití. Digamos que descubren el hilo negro, o el agua caliente.
Haití siempre estuvo allí, con su casi total subdesarrollo, sus incapacidades gubernamentales, sus dictaduras, su hambre, su insalubridad, su falta de empleo, su analfabetismo, su pérdida a gran escala de tierras cultivables y bosques. Sin embargo, con gran asombro, los comunicadores, como dije, y por su medio el mundo, apenas se asoman a esa tragedia permanente de Haití.
Esta es la gran tragedia, no haitiana, sino del mundo desarrollado, ese que vive con todo lo necesario y sobrantes. La tragedia es la gravísima insensibilidad y desinterés por las necesidades de países enteros o regiones que mueren de hambre, insalubridad elemental y enfermedades curables.
Por eso los problemas para hacer llegar ayuda y distribuirla, han abierto el expediente Haití con todas sus limitaciones pre-terremoto. La miseria haitiana había pasado desapercibida, y esta nación sólo se volvía noticia ante sus recurrentes crisis gubernamentales, con una democracia de mentiras.
Igualmente pasa con las miserables naciones africanas en estado de guerras intestinas, con los genocidios tribales, su alta mortandad por hambre y la inexistente atención médica elemental. Al mundo “civilizado” no le interesa este asunto, ni la miseria haitiana ni los millones de muertos por hambre cotidiana.
Sí, la tragedia no es la de Haití u otras naciones, esta volverá por causas naturales sísmicas o de origen climático, como huracanes o marejadas, fríos o calores intensos o grandes sequías. La tragedia es la insensibilidad de los gobiernos y las poblaciones civiles que viven en la abundancia ante la miseria de millones de personas abandonadas a su suerte.
Dios creó el universo con sus leyes naturales, esas que por millones de años han ido modificando la materia de astros y planetas, como el nuestro. La tierra está aún en evolución y con ajustes estructurales en su superficie; es decir que seguirá habiendo sismos de diverso grado, especialmente en zonas sísmicas.
Así, en procesos naturales milenarios, el terremoto en Haití es parte de de ellos. Dios no ha provocado, pensamos, un especial sacudimiento telúrico para que murieran miles de personas y se hiciera polvo el patrimonio misérrimo de un país miserable; sólo permitió que sucediera, como en otros desastres naturales.
Sin embargo, con esta destrucción y muerte en el pobre Haití, Dios nos abre los ojos a una tragedia que no es de estos días, sino de un estado permanente de pobreza y subdesarrollo de una pequeña nación americana.
Esta es la oportunidad, este es el mensaje del Señor, que como ciudadanos del mundo, miremos la miseria, la desorganización, la hambruna y la insalubridad en donde no hemos querido voltear la mirada, para sentirse a gusto en el diario confort. Los miserables están allí, dice el Señor, siempre han estado allí, pero a ustedes no les han importado. ¡Ocúpense de ellos desde ahora!
Pero Dios no quiere que la tristeza provocada por las imágenes televisivas y las notas de prensa ante la crisis aguda se quede en enviar alimentos, medicinas y dinero para sortear una situación angustiosa de momento. No, lo que se requiere es que esta sea la ocasión para que los que comen tres veces al día se ocupen de los que tienen hambre, como dijo hace tiempo el presidente brasileño Lula.
Si a partir de esta desesperante falta de agua, alimento, medicinas y techo que sufre Haití estas semanas, no se organiza el mundo rico o clasemediero para ayudarle a superar su estado de miseria en forma permanente, habrá triunfado de nuevo el egoísmo sobre la solidaridad más elemental.
Si algo podemos hacer, personal o institucionalmente, hagámoslo; pero al menos, quienes sí estamos preocupados por la miseria injusta, por el atraso estructural de países y regiones, pidamos al Señor que mueva los corazones egoístas, no sólo de momento, sino permanentemente, para ayudarles a superar su pobreza.
Salvador I. Reding

Tè Tremblé - La tierra tembló en Haití

Por: Amy Goodman


Puerto Príncipe, Haití – Tè tremblé significa “terremoto” en creole, la lengua criolla de Haití. La traducción literal es: “La tierra tembló”. Tras el terremoto de enormes dimensiones que devastó Haití, el hedor a muerte está en todos lados. En el Hospital General, los cuerpos apilados cerca de la morgue forman una montaña de más de un metro de altura. En el hogar comunitario llamado Mateo 25, los médicos colocaron un mantel de plástico sobre una mesa de cocina para realizar una amputación con la ayuda de linternas para cabeza.
El haitiano herido, un veinteañero, se podría considerar afortunado: se encontraba entre la minoría de heridos que lograron recibir atención médica. Y, a diferencia de muchas amputaciones realizadas en otras partes de Haití, los médicos que llegaron el lunes estaban utilizando la anestesia que habían traído consigo.

Mientras se estaba llevando a cabo esta terrible amputación, llegó un envío inesperado de ayuda alimentaria. El Hogar Mateo 25 generalmente alberga a 35 huéspedes. Ahora más de 1.000 personas se encuentran allí, acampando en la cancha de fútbol contigua. La prensa ha difundido muchas noticias sobre la preocupación de posibles disturbios y la violencia que podría provocar la distribución de la ayuda. Fuimos testigos de lo opuesto, debido a que una organización comunitaria establecida tuvo la oportunidad de distribuir los alimentos.
La gente hacía cola y obtenía sus provisiones, mientras la difícil cirugía que se estaba practicando dentro del albergue se desarrollaba sin inconvenientes. Escenas como esta se repitieron una y otra vez a lo largo de nuestro viaje por la catástrofe: gente que se quedó sin nada – hambrienta, sedienta, buscando a sus seres queridos, enterrando a sus muertos, cuidando a los heridos– mostró fortaleza, amabilidad y compasión a pesar de su silenciosa desesperación.

En nuestro recorrido por la ciudad, fuimos a la casa de Myriam Merlet, la jefa de gabinete del Ministerio haitiano de la Mujer y una destacada feminista que ayudó a llamar la atención internacional sobre el uso de la violación como arma política y trabajó con la dramaturga y activista Eve Ensler en el movimiento Día-V para ayudar a poner fin a la violencia contra la mujer. Hallamos su casa, y de hecho a todas las casas que la rodeaban, destruida. “Acabamos de retirar su cuerpo”, nos dijeron los familiares de Myriam el domingo, cinco días después del terremoto. No se sabe cuándo murió, ni si podría haber sido rescatada. Su hermana Eartha nos llevó a visitar su tumba.

Eve Ensler describe a Myriam Merlet: “Myriam era una luz. Era la fuerza de Haití. Fue una de las más grandes feministas. Era una feminista radical. Bromeábamos a menudo acerca del hecho de que era loco que ella y Marie-Laurence, que es la Ministra de la Mujer, estuvieran de hecho en el poder, que tuviéramos feministas radicales en el poder. Fue una mujer que dejó Haití en la década del 70 y luego regresó para luchar y defender y llevar el cambio social y el progreso y la lucha por las libertades y la igualdad racial y por la libertad e igualdad de género”.

Y esta es Miriam en sus propias palabras cuando habló en el décimo aniversario del Día-V en el estadio Superdome en Nueva Orleáns.

“Es con gran emoción que estamos hoy aquí en Nueva Orleáns, cuando sabemos lo que Nueva Orleáns significa para la gente negra aquí y especialmente después del Katrina. Traemos toda nuestra hermandad y afecto a nuestras hermanas aquí en Nueva Orleáns”.

Luego, salimos de Puerto Príncipe para ir hasta al epicentro del terremoto. Pasamos por Carrefour para llegar hasta Léogâne. Una evaluación reciente de las Naciones Unidas estableció el nivel de destrucción en Léogâne: entre el 80 y el 90 por ciento de las estructuras de la ciudad fueron destruidas. No queda ningún edificio gubernamental en pie. En el camino, un joven paró nuestro auto y nos dijo: “Por favor, vemos algunos helicópteros sobrevolando, pero no paran aquí. No tenemos ayuda. No tenemos alimentos”.

Un hombre cubierto de polvo estaba utilizando una maza para romper el cemento que había sepultado a su abuelo. Un padre acababa de desenterrar cerca de allí a su bebé de un año, muerto en su corralito. Según la agencia France-Press, la ONU advirtió que no puede “extender su operación de ayuda a las zonas periféricas hasta que no se pueda confirmar que haya seguridad”. En nuestra recorrida por Léogâne no sentimos ninguna amenaza; solamente vimos gente que necesita ayuda en forma desesperada. Mientras estábamos en Léogâne, un helicóptero misionero aterrizó, luego volvió a despegar en forma inexplicable, y la tripulación comenzó a arrojar flautas de pan desde el aire. Un joven haitiano se enfureció. Otro lloraba, mientras rompía los bollos de pan y gritaba “¡No somos perros para que nos arrojen huesos!”.

Hablamos con el alcalde de Léogâne, Alexis Santos, que parecía prácticamente impotente ante la destrucción casi total que había a su alrededor. Le pregunté, en vista del frente unificado ofrecido por el gobierno de Estados Unidos, y de que el Presidente Barack Obama nombró a los ex presidentes Bill Clinton y George W. Bush para que encabezaran los esfuerzos de recaudación de fondos de Estados Unidos, qué pensaba sobre el ofrecimiento del ex presidente haitiano derrocado y el primer presidente de Haití electo democráticamente, Jean-Bertrand Aristide, de regresar a Haití del exilio en Sudáfrica para formar junto al actual Presidente haitiano René Preval un frente unido para ayudar en la recuperación. Santos, que no es para nada partidario de Aristide, me dijo que pensaba que sería una buena idea.

De regreso en el Hogar Mateo 25 en Puerto Príncipe (cuyo nombre proviene del pasaje bíblico “De cierto os digo que cuanto lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis”), hablé con uno de los cirujanos. La Dra. Jennifer Bruny. Es la jefa de cirugía pediátrica que viajó con otros médicos del Hospital de Niños de Denver, y realizó la amputación esa noche más temprano, en la mesa del comedor de Mateo 25. La naturaleza del desastre, con miles de heridas críticas y la falta de atención durante tanto tiempo hace que la amputación sea uno de los únicos medios disponibles ahora para salvar vidas. “Esta amputación no debería haber sido necesaria”, me dijo. “Esto podría haber sido tratado fácilmente antes. Esta gente necesita recibir asistencia médica de manera urgente luego del terremoto”.

Colaborando con AVAAZ

Queridos amigos y amigas,
Miles de miembros de Avaaz se han movilizado para prestar ayuda a Haití consiguiendo recaudar más de un millón de dólares durante los últimos días! Cada dólar, euro y yen donados se están dedicando a apoyar organizaciones locales de confianza para que puedan intensificar sus esfuerzos humanitarios. Pero el desastre es de una magnitud asombrosa, provocando enormes necesidades entre los millones de afectados. Lee el mensaje a continuación. Apoyemos al pueblo de Haití, únete a este esfuerzo y contribuye:

https://secure.avaaz.org/en/stand_with_haiti

Presidente Fernández recibe a Vin Diesel y a Wyclef Jean




24 de Enero del 2010


El presidente Leonel Fernández recibió este domingo al actor Vin Diesel y al cantante de origen haitiano Wyclef Jean, quienes resaltaron la labor solidaria y humanitaria emprendida por el primer mandatario a favor de la población haitiana, afectada por el reciente terremoto que causó la muerte a miles de personas.


Diesel y Jean fueron recibidos por el jefe de Estado en su despacho del Palacio Nacional y luego respondieron preguntas de los periodistas que cubren la fuente de la Casa de Gobierno.
Jean, agradeció al gobierno de la República Dominicana y a las demás naciones del mundo por la ayuda que fue enviada a su país.


Dijo que el motivo de su visita al doctor Fernández fue para plantearle la manera de crear una mejor logística para canalizar la contribución humanitaria para reconstruir la parte afectada en Haití.


El famoso cantante, que participó en el telemaratón 'Esperanza para Haití Ahora'”, expresó que República Dominicana es una plataforma de enlace para recabar la ayuda para los haitianos.
Informó que tiene una ONG desde mucho antes de la catástrofe y que desde la misma, seguirá ayudando a los haitianos para que esa nación se coloque a nivel de los demás países.


Estuvieron presentes, Jeff Schwartzman, presidente de la Timberland, John Pazzani, Samantha Vicent, Zakiyah Khatou Chevassus, Lord Keno Divers y el productor de cine Juan Basanta.

Dirección de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia

Autoridades dominicanas y haitianas se reunirán en Jimaní


24 de Enero del 2010

Autoridades dominicanas y haitianas se reunirán este lunes para mejorar los mecanismos de paso de mercancías por la frontera entre ambas naciones, en el esfuerzo por normalizar la situación después del terremoto del pasado 12 de enero.

La reunión se realizará en la ciudad de Jimaní, a las once de la mañana, donde el Gobierno dominicano instaló el puesto de mando para dirigir las operaciones de rescate y ayuda humanitaria en la vecina nación.

En el encuentro participarán el secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general Rafael Peña Antonio, el jefe de la policía haitiana, Mario Andresol, los directores de Aduanas, Rafael Camilo y Jean Jacques Valentín, Interior y Policía, Franklin Almeida y B. Benaime, los Cancilleres Carlos Morales Troncoso y Michell Rey, los secretarios de salud Pública Bautista Rojas Gómez y Marcelin Bordeau.

El Gobierno anunció también a través de la Dirección de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia, que en la continuación de la Operación Mano Amiga, la secretaría de Salud Pública inició el traslado de los enfermos en recuperación al campamento establecido en Fond Parisién, en Haití.

Añadió que hasta el momento se han atendido a más de 14 mil víctimas del terremoto, con una inversión de 200 millones de pesos y el equipo enviado a la frontera es de 8 unidades de hospitales móviles, 10 ambulancias, 38 médicos de distintas especialidades medicamentos y material gastable para reforzar la acción hospitalaria, en especial en el hospital general Melenciano en Jimaní y el albergue El Buen Samaritano para atender los referimientos.

En la frontera con Haití, se mantienen 8 consultorios móviles y las unidades de ambulancias con personal de la Dirección Nacional de Emergencia y Desastres que atendieron a 612 pacientes con traumas diversos y aplicaron más de 8 mil vacunas contra la difteria y tétanos.

Las Fuerzas Armadas ha viabilizado el transporte terrestre y la ayuda humanitaria hacia Haití y ha facilitando la seguridad de 10 convoyes diarios con un promedio de 60 vehículos cada uno, envió un equipo de rescate de emergencia y la unidad de seguridad de Deproser que presta servicios en la embajada dominicana en Puerto Príncipe.

En la continuación de las operaciones, sigue funcionando a toda capacidad el puente aéreo de abastecimiento que ha realizado 46 evacuaciones médicas de urgencia desde Puerto Príncipe hacia Santo Domingo y Santiago, así como 70 operaciones aéreas de asistencia.

En el orden alimenticio, el Plan Social de la Presidencia mantiene la distribución de alimentos para 300 mil personas que además dé los damnificados incluye a las misiones militares y de socorristas nacionales e internacionales que prestan ayuda en Haití.

La Defensa Civil, Cruz Roja Dominicana y Salud Pública mantienen transporte sanitario a las víctimas con la realización de 150 vuelos diarios donde transportan ayuda humanitaria de distintas especies.

las instituciones del sector agua (Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados Sanitarios y la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), se han repartido, hasta este viernes 22 de enero 675 mil 800 galones de agua potable.

La CAASD participa con cinco camiones cisterna, uno con capacidad de 10 mil galones y 4 camiones con capacidad cada uno de 3,500 galones. “Cada día, desde las primeras horas de la mañana, los camiones no sólo llevan agua a distintos sectores afectados por el sismo, sino a dependencias diplomáticas, y otras instituciones.

NAPA habilitó un pozo en el sector San Miguel de Puerto Príncipe desde el cual se abastecen los camiones cisternas del gobierno dominicano que distribuyen el preciado líquido en la vecina nación, dicho pozo produce aproximadamente mil galones de agua por día.

En Jacmel, los barcos de la Marina de Guerra transportaron y repartieron mil galones de agua potable por día y transportaron 84 tanques de agua potable de 55 galones cada uno.
Otros organismos que prestan servicio a diario son la Cruz Roja Dominicana con el envío de 3 mil bolsas de sangre de 500 c.c cada una.

La OMSA suple de transporte desde Santo Domingo a Jimaní, La Defensa Civil mantiene el persona de apoyo en los hospitales de la región sur integrado por 900 rescatistas especializados en espacio confinado, rescate terrestre y atención hospitalaria y manejo de albergues.

Cardenal pide a religiosos seguir ayudando a Haití


Obispos viajarán Haití

Escrito por: LLENNIS JIMÉNEZ ( l.jimenez@hoy.com.do)
El Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez clausuró ayer con una eucaristía los actos celebrados en ocasión del cumplimiento de los 50 años de la fundación de la la Asamblea Anual Nacional de la Confederación Dominicana de Religiosos y Religiosas (Condor). En la ocasión, el prelado dijo a los periodistas que esta semana viajará hacia Haití un grupo de obispos para verificar la situación de la nación. Llamó a los grupos religiosos a continuar expresando la solidaridad a favor de los haitianos y de su pueblo. Informó que ha recibido muchos mensajes del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) para indagar sobre el devastado país.

El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez rechazó anoche que se considere invasión la presencia de 150 soldados dominicanos en Haití, con el propósito de resguardar la carretera que conecta a la frontera con Puerto Príncipe y tras afirmar que no va ser fácil la reconstrucción de esa nación, a largo plazo.

Indicó que como han dicho los estadounidenses, en vez de hablarse de invasión militar, que se hable de la invasión de alimentos y de dominicanos que todos los días acuden a asistir a Haití y que reciben haitianos en el territorio. “República Dominicana fue el primer país que dijo presente y eso, no lo puede discutir nadie”.

Señaló que el inconveniente se debe a la destrucción del Palacio Presidencial, su catedral, entre otras edificaciones.

Informó que esta semana viajará hacia Haití un grupo de obispos, para verificar la situación en que se reconstruye la nación. Llamó a los grupos religiosos a ayudar.

Calificó de excelente la ayuda prestada y señaló que la fuerza de esas ayudas tendrá que llegar más adelante para el proceso de planificación de la reconstrucción, con la parte institucional y organizativa.

Resaltó el interés que han demostrado muchos países por ser parte de las naciones que colaboran con Haití.

Precisó que ha recibido muchos mensajes del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) de que quiere tener más información sobre el devastado país.

López Rodríguez fue entrevistado luego de presidir una eucaristía con motivo de la Asamblea Anual Nacional de la Confederación Dominicana de Religiosos y Religiosas (Condor), que cumbre 50 años de fundación.
Las claves

1. Reunión Condor
López Rodríguez expresó que en la asamblea de Condor participan todos los religiosos, quienes consideraron tener un gesto de solidaridad. Anunció que hoy inauguran un importante congreso de educación católica con unas 200 personas del continente americano.
2. Visita de Zelaya
Ve llegada al país del destituido presidente hondureño, Manuel Zelaya y el aviso de que aquí tendrá asilo, como una solución posible y más rápida al problema.

Incluso entre damnificados “unos son más iguales que otros”

"Pese a la emergencia, las diferencias religiosas y sociales se pueden distinguir en los refugios"
Domingo, 24 de enero de 2010, 09:00 a.m.
MEDIOS RELACIONADOS

PUERTO PRÍNCIPE, Haití.- Dentro de los centenares de campamentos de personas que quedaron sin casa tras el terremoto en Haití, todos los damnificados parecen iguales, pero cuando llega la ayuda, unos son más iguales que otros.

Quizás por ello, a la hora de distribuir comida enviada por el Programa Comedores Económicos de República Dominicana, en el templo mormón de la zona residencial de Petion Ville, los voluntarios de la iglesia prefieren colocar frente a la puerta del centro religioso un plástico para evitar que los otros damnificados, los de afuera, vean a los comensales, los damnificados de adentro.

“Aquí hay de todo, todos son víctimas del terremoto, no importa si son o no son miembros de la iglesia” de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, aseguró a Clave Digital Pierre Joseph, un integrante de la congregación.

A diferencia de los campamentos de damnificados diseminados por todos Puerto Príncipe y pueblos vecinos, donde no hay agua, ni baños y la gente se protege sólo con cobijas, cartón y carpas de plástico, los damnificados alojados en el templo mormón, muchos de ellos residentes de Petion Ville, pudieron recolectar algunas de sus pertenencias y empacarlas, incluso en maletas de viaje con rueditas.

Joseph, quien se identificó como asistente del obispo Severe Moloïs, insistió que la iglesia ha alojado entre 400 y 500 damnificados, sin distinguir la religión o ideología.

La iglesia instaló 14 casas de campaña familiares en el patio del templo, que cuenta con baños, papel higiénico y agua para el aseo personal.

Una situación similar se vivía en la sede de las oficinas del primer ministro, en cuyo jardín instalaron sus casas de campaña los damnificados de zonas residenciales vecinas.

Pero las condiciones de los damnificados en el templo y en la “Primature” no sólo se distinguen en las condiciones físicas del refugio con respecto a la gran mayoría de víctimas del terremoto.

A diferencia de muchos de los campamentos, donde los damnificados se arremolinan en torno a los voluntarios por una botella de agua o un plato de comida, en el templo mormón el Programa Comedores Económicos les llevó alimentos de forma organizada, sin tumultos y custodiado por las tropas bolivianas de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH).

A la llegada del camión, las tropas de MINUSTAH organizaron una fila para la entrega de la comida: primero a los niños, luego a las mujeres y finalmente a los hombres.

Mientras, varios damnificados de afuera del templo trataban de mirar a través de la lona instalada por los voluntarios, como Dishomme Dernier, un carpintero que luego de perder todo se instaló con sus siete hijos y su esposa baja una carpa de plástico en la Plaza Saint Pierre.
Dernier, residente de las empobrecidas zonas que rodean Petion Ville, aseguró a Clave Digital que durante los primeros cinco días después del terremoto no había recibido alimento de ninguna organización.

Roberto Guzmán/Clave DigitalClave Digital trató de conocer las razones por las que el programa social eligió el campamento dentro del templo mormón para entregar su ayuda alimenticia, pero los encargados de coordinar aseguraron que las desconocían.

La caravana de tres camiones militares que escoltó el vehículo de Comedores Económicos pasó a un lado de al menos una docena de campamentos de damnificados a campo abierto durante su recorrido de alrededor de 20 kilómetros desde la Zona Industrial Metropolitana (Zonapi), donde se concentra la ayuda humanitaria dominicana, hasta Petion Ville, pasando por sectores de Delmas y Tabarre.

"Aquí no ha llegado nada; la gente lleva más de 10 días sin recibir ni agua ni comida", aseguró el sábado a Clave Digital una activista dominicana que colabora con uno de los campos de damificados localizado en la calle Delmas 54. Las 1,600 víctimas alojadas en ese campamento tampoco han recibido la visita ni de médico, ni de enfermeros.

La organización no gubernamental dominicana Indajoven había tratado durante la semana, sin éxito, que la ayuda dominicana llegara hasta el denominado "Quisqueya Action". "También necesitamos que venga personal médico", insistió uno de los voluntarios dominicanos.

Mujeres dan lección de solidaridad en Haití


Por JUAN CARLOS CHAVEZ/Puerto Príncipe
jcchavez@elnuevoherald.com

La historia de Marie Denise Lubin no se diferencia mucho a la experiencia que viven otras mujeres damnificadas por la tragedia del 12 de enero en Haití. Perdió su casa y su marido, no tiene dinero para comprar alimentos y debe hacerse cargo de sus cinco hijos.

Lubin vive en un campamento atestado de gente en la escuela Saint Louis de Gonzague, en Puerto Príncipe. Sudorosa y descalza, prepara una olla de alimentos que repartirá entre varias bocas, mientras que su prima Jean, de 22 años, barre la entrada de la casucha de plástico que comparten desde hace 10 días.

Las dos están aferradas a la única herramienta de supervivencia que han encontrado en el camino de la miseria y los escombros de una ciudad que no tiene nada que ofrecer: la cooperación solidaria con otras mujeres del refugio.

"Nos ayudamos unas con otras. Compartimos la comida, lavamos la ropa, cuidamos a los niños. Sería más difícil si no pensáramos como grupo'', dijo Lubin, de 47 años.

En los días siguientes al sismo que cobró la vida de más de 150,000 personas y dejó heridos a otros cientos de miles, las mujeres de Puerto Príncipe sacan fuerzas de donde no tienen y se organizan sorprendentemente en medio del caos que impera en la isla caribeña.

Lo hacen en silencio y solidariamente para aliviar la pesada carga que supone despertar sin tener la oportunidad de hacer planes para el futuro.

"Tenemos pocas cosas y hay que cuidarlas. Todos los días son iguales. Rezamos en la mañana, cocinamos algo y conversamos mucho para no enfermarnos de pena. Eso nos ayuda bastante'', comentó Bethina Lalane, de 25 años.

Abatida por una pobreza que no la deja en paz desde que era una niña, Lalane pone en orden su campamento en Rue Derenoncourt por segunda vez en el día, aunque no está sola en sus labores de limpieza. Otras tres hermanas de Lalane barren las esquinas de la carpa de plástico, mientras que dos amigas de la familia vigilan a los más pequeños del grupo, siete en total, que corren de un lado a otro.

"Los niños tienen que jugar aquí y dormir muy pegados a nosotras durante las noches. No podemos confiarnos porque hay gente que puede aprovecharse. Hemos oído sobre casos de violaciones, pero eso no ha pasado en este lugar'', subrayó Lalane.

Los niños tienen prohibido hacer sus necesidades al otro lado del refugio. Las madres están preocupadas por las noticias de enfermedades incentivadas por las limitaciones del acceso al agua potable y otros focos infecciosos que siguen cobrando vidas entre los haitianos desvalidos.
Las mujeres obligan a sus hijos a ocuparse en un espacio que limpian cada vez que se utiliza. Los baños portátiles que entregó un organismo internacional para mejorar las condiciones sanitarias del campamento se malograron dos días después de haber sido instalados debido a la sobrepoblación.

Otros brotes epidémicos, como el dengue y la malaria, asoman peligrosamente en los asentamientos humanos, dos semanas después del siniestro.

A Puerto Príncipe han llegado expertos de todo el mundo para atender a los heridos. Asimismo sigue enviándose asistencia internacional con donaciones de alimentos, agua y medicinas. Pero en el campamento Rue Paramericaine, donde vive a duras penas Jean Calixto Creda, de 64 años, la comida ni se asoma.

"Hay que caminar muchas calles para ir a buscarla. Y los hombres tienen mucha fuerza, no podemos estar en las filas compitiendo con ellos, nos ganan''.

Creda y otras 10 mujeres que perdieron a sus maridos --entre hijas, sobrinas y hermanas-- han distribuido sus labores del día para aliviar la crisis y vencer el aburrimiento. Al menos cinco de ellas salen en la mañana a buscar donaciones mientras que las demás se encargan de lavar ropa y cuidar las escasas pertenencias que recuperaron de las ruinas de sus casas.

El trabajo en equipo se extiende incluso a otras familias que viven en un mismo sector del campamento de Rue Paramericaine.

Al otro lado de la ciudad, en los Campos de Marte de Puerto Príncipe, Miréis Averna, de 42 años, y media docena de mujeres de la misma familia intentan limpiar las fétidas aguas que arroja el sistema de alcantarillado, muy cerca de su carpa.

Pero entre la suciedad del entorno, el calor, las moscas y las escasas dotaciones de agua, Averna se siente bendecida de seguir con vida y hacer todo lo que esté a su alcance para hacer del refugio un área más confortable para vivir.

"Las mujeres tenemos otra forma de ver las cosas. Los hombre son distintos'', dijo Averna, quien perdió a su marido y parientes en el terremoto.

"Sobrevivimos todos los días, pero tratamos de hacerlo a la misma vez, todas juntas''.

Our role in Haiti's plightIf we are serious about assisting this devastated land we must stop trying to control and exploit it


Any large city in the world would have suffered extensive damage from an earthquake on the scale of the one that ravaged Haiti's capital city on Tuesday afternoon, but it's no accident that so much of Port-au-Prince now looks like a war zone. Much of the devastation wreaked by this latest and most calamitous disaster to befall Haiti is best understood as another thoroughly manmade outcome of a long and ugly historical sequence.
The country has faced more than its fair share of catastrophes. Hundreds died in Port-au-Prince in an earthquake back in June 1770, and the huge earthquake of 7 May 1842 may have killed 10,000 in the northern city of Cap ­Haitien alone. Hurricanes batter the island on a regular basis, mostly recently in 2004 and again in 2008; the storms of September 2008 flooded the town of Gonaïves and swept away much of its flimsy infrastructure, killing more than a thousand people and destroying many thousands of homes. The full scale of the destruction resulting from this earthquake may not become clear for several weeks. Even minimal repairs will take years to complete, and the long-term impact is incalculable.
What is already all too clear, ­however, is the fact that this impact will be the result of an even longer-term history of deliberate impoverishment and disempowerment. Haiti is routinely described as the "poorest country in the western hemisphere". This poverty is the direct legacy of perhaps the most brutal system of colonial exploitation in world history, compounded by decades of systematic postcolonial oppression.
The noble "international community" which is currently scrambling to send its "humanitarian aid" to Haiti is largely responsible for the extent of the suffering it now aims to reduce. Ever since the US invaded and occupied the country in 1915, every serious political attempt to allow Haiti's people to move (in former president Jean-Bertrand Aristide's phrase) "from absolute misery to a dignified poverty" has been violently and deliberately blocked by the US government and some of its allies.
Aristide's own government (elected by some 75% of the electorate) was the latest victim of such interference, when it was overthrown by an internationally sponsored coup in 2004 that killed several thousand people and left much of the population smouldering in resentment. The UN has subsequently maintained a large and enormously expensive stabilisation and pacification force in the country. Haiti is now a country where, according to the best available study, around 75% of the population "lives on less than $2 per day, and 56% – four and a half million people – live on less than $1 per day". Decades of neoliberal "adjustment" and neo-imperial intervention have robbed its government of any significant capacity to invest in its people or to regulate its economy. Punitive international trade and financial arrangements ensure that such destitution and impotence will remain a structural fact of Haitian life for the foreseeable future.
It is this poverty and powerlessness that account for the full scale of the horror in Port-au-Prince today. Since the late 1970s, relentless neoliberal assault on Haiti's agrarian economy has forced tens of thousands of small farmers into overcrowded urban slums. Although there are no reliable statistics, hundreds of thousands of Port-au-Prince residents now live in desperately sub-standard informal housing, often perched precariously on the side of deforested ravines. The selection of the people living in such places and conditions is itself no more "natural" or accidental than the extent of the injuries they have suffered.
As Brian Concannon, the director of the Institute for Justice and Democracy in Haiti, points out: "Those people got there because they or their parents were intentionally pushed out of the countryside by aid and trade policies specifically designed to create a large captive and therefore exploitable labour force in the cities; by definition they are people who would not be able to afford to build earthquake resistant houses." Meanwhile the city's basic infrastructure – running water, electricity, roads, etc – remains woefully inadequate, often non-existent. The government's ability to mobilise any sort of disaster relief is next to nil.
The international community has been effectively ruling Haiti since the 2004 coup. The same countries scrambling to send emergency help to Haiti now, however, have during the last five years consistently voted against any extension of the UN mission's mandate beyond its immediate military purpose. Proposals to divert some of this "investment" towards poverty reduction or agrarian development have been blocked, in keeping with the long-term patterns that continue to shape the ­distribution of international "aid".
The same storms that killed so many in 2008 hit Cuba just as hard but killed only four people. Cuba has escaped the worst effects of neoliberal "reform", and its government retains a capacity to defend its people from disaster. If we are serious about helping Haiti through this latest crisis then we should take this comparative point on board. Along with sending emergency relief, we should ask what we can do to facilitate the self-empowerment of Haiti's people and public institutions. If we are serious about helping we need to stop ­trying to control Haiti's government, to pacify its citizens, and to exploit its economy. And then we need to start paying for at least some of the damage we've already done.
Peter Hallward guardian.co.uk, Wednesday 13 January 2010